lunes, 4 de junio de 2012

Diversidad de Ecosistemas (para ecología)


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DIVERSIDAD DE ECOSISTEMAS         Por: Adrián Lecona

CLASIFICACIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LOS ECOSISTEMAS
La Tierra cuenta con una vasta diversidad de seres y de los ambientes constituidos por estos. De acuerdo con lo que hemos visto, un ecosistema es una unidad ecológica integrada tanto por la comunidad de organismos (biocenosis), como por el medio físico en el que se desenvuelven (biotopo). Como en nuestro planeta existen muchos ecosistemas geográfica y climáticamente similares, a estas zonas de vida ecológicamente equivalentes se les estudia con el nombre de biomas.

Aunque los biomas y ecosistemas no son unidades discretas que se puedan identificar de forma tan simple, generalmente se les distingue de acuerdo con sus características ecológicas y fisonómicas, su tipo y estructura de vegetación (árboles, arbustos, hierbas; de hojas perennes o caducas,  anchas, de forma de aguja, etc.) su organización, ubicación, patrones climáticos y de funcionamiento. Con respecto a lo anterior, los biomas pueden ser clasificados dentro de cuatro categorías principales.
·                     Biomas continentales (selva, bosque de coníferas, bosque templado o mixto, pastizal, desierto, tundra)
·                     Biomas acuáticos continentales (lagos y humedales “ecosistemas lénticos”, ríos y arroyos “ecosistemas lóticos”)
·                     Biomas acuáticos litorales (lagunas costeras, estuarios, marismas, esteros, manglares y costas rocosas o arenosas)
·                     Biomas oceánicos (todos los ecosistemas de las aguas oceánicas de la Tierra)

Analicemos a cada uno de estos para aprender a distinguirlos, y a comprender la gran importancia que tienen tanto para el funcionamiento del planeta, como para la subsistencia del ser humano.

BIOMAS CONTINENTALES

Selva
Representan un ecosistema altamente diversificado de vegetación densa siempre verde compuesta por muchas especies de plantas y árboles, cada una, con una población escasa y con individuos muy diseminados, por lo que no existe una especie dominante. A las selvas también se le conoce como bosque tropical lluvioso o jungla. Se estima que alrededor del 65% de las especies conocidas por la ciencia viven en este bioma, por lo que se considera como el de mayor diversidad y productividad de la Tierra.

Las selvas se catalogan por su altura: en altas (árboles de más de 30 m), medianas (árboles de entre 15-20 m) y bajas (árboles de menos de 15 m), pero también por el porcentaje de hojas que pierden en la época de secas. Asi tenemos que una selva puede ser perennifolia (si cuenta con follaje y verdor todo el año), subperennifolia (si entre el 25-50% de los árboles dominantes pierden las hojas en época de secas), subcaducifolias (si entre el 50-75% de los árboles dominantes pierden las hojas en época de secas) y caducifolias (si alrededor del 75-100% de los árboles dominantes pierden las hojas en época de secas). Las selvas se localizan en latitudes tropicales alrededor del Ecuador, a no más de 20° latitud N y S. particularmente en Centro y Sudamérica, en la sección ecuatorial Africana, el Sudeste de Asia y la región Indomalaya.  En México existen selvas en la costa del Pacífico, del Golfo de México y del Caribe, cubriendo aproximadamente el 12% de nuestro territorio principalmente en los estados de  Veracruz, Tabasco, Campeche, Yucatán, Quintana Roo, Oaxaca, Chiapas y Guerrero, en donde principalmente encontramos selvas bajas secas caducifolias.

La mayoría de las selvas se ubican en altitudes bajas y cercanas a la costa, en nuestro país no rebasan los 1,000 msnm. Su clima suele ser cálido húmedo, con temperaturas promedio cercanas a los 27°C que no varían prácticamente con las estaciones o la noche. La precipitación suele ser abundante y equitativamente repartida en todos los meses del año, generalmente de más de 1,000 mm anuales, aunque en algunas áreas amazónicas o del sureste de Asia puede superar los 4,000 mm.  Contrario a lo que la gente piensa el suelo de las selvas es escaso, poco profundo, rojizo, ácido y pobre, lo que obliga a muchas plantas a extender sus raíces en la superficie y no en profundidad. Por si fuera poco los distintos estratos que puede tener una selva filtran tanto la luz que bloquean su acceso al suelo, por lo que este suele ser oscuro, húmedo, con escasa vegetación, condiciones ideales para el desarrollo de muchas especies de hongos. 

La mayor cantidad de especies de una selva se aloja en el dosel de sus árboles, que es la capa superior de estos, allí abundan plantas epífitas (que viven sobre otras plantas) como las bromelias, orquídeas, helechos, musgos, etc. que suelen extender raíces colgantes a las que llamamos lianas y estructuras trepadoras para acceder a la luz. En las selvas del mundo podemos encontrar tigres, anacondas, caimanes, gorilas, gibones, orangutanes, camaleones, lémures, guacamayas, cacatúas, loros, panteras, elefante asiático, rinoceronte de Sumatra, el banteng, el oso malayo, ranas venenosas, roedores, murciélagos, pericos y loros, búhos, halcones, águilas, salamandras, serpiente, tortugas, iguanas, geckos, lagartijas, e infinidad de insectos y otros invertebrados. Como representantes de las selvas de nuestro país, además de muchas de las especies mencionadas, existen animales como el jaguar, tapir, agutí, temazate, tamandúa, coatí, perezoso, pecarí, puma, ocelote, yaguarundí, mono araña y saraguato, tepezcuintle, tucán, faisán, pavo ocelado, boa, serpiente de cascabel, nauyaca y coralillo entre otras muchas especies. Entre las especies arbóreas más importantes en México figuran la caoba, chicozapote, ramón, cedro, amate, palo mulato, ceiba, ébano o la anona.

Bosque de Coníferas
Son bosques de árboles como los pinos, abetos, pinabetes, secuoyas, piceas, cipreses, cedros y tujas, que portan estructuras reproductoras llamadas conos (conocidas comúnmente como piñas), en las que una vez polinizadas se producen las semillas. Los bosques de coníferas reciben algunas otras denominaciones locales como el de taiga, bosques boreales o septentrionales (porque principalmente se encuentran en el hemisferio Norte). Se trata de forestas de escasa diversidad de especies arbóreas que tienen comúnmente alturas de entre 30 y 50 m, aunque existen especies como las secuoyas gigantes de California que pueden llegar hasta 120 m de altura (los árboles más altos del planeta). En los bosques las especies arbustivas y herbáceas suelen ser muy abundantes y diversas, sin embargo, las especies dominantes son los árboles siempre verdes (perennifolios), adaptados al clima templado-frio, pero que incluso pueden resistir inviernos intensos y nevadas. El reducido tamaño de las hojas de las coníferas, en forma de aguja (acícula) o escama, les permite prevenir la perdida de agua y evitar afectaciones debidas al congelamiento.

El suelo de los bosques presenta gran acumulación de acículas que demoran en descomponerse, suele ser gris, ácido, pobre, al que se denomina como podzol. La temperatura de estos bosques oscila entre los -10°C y los 18°C en el mes más cálido, con frecuencia son hábitats con suficiente humedad, lo que es promovido por un dosel semicerrado que evita que gran parte de la luz del sol llegue al suelo, con lo que se también promueve el crecimiento de desintegradores como los hongos. La precipitación anual es de entre 400 y 1,200 mm distribuidos principalmente en verano.

Los bosques de coníferas se encuentran en latitudes templadas a frías por debajo del círculo polar y de la tundra, al norte de América, Europa y Asia, sin embargo, la altitud puede llegar a generar condiciones equivalentes y adecuadas para ellos en algunas regiones montañosas como en la región andina de Sudamérica o las sierras de nuestro país.

La llamada taiga, es tal vez el bioma mas grande del mundo, el invierno puede durar hasta 6 meses, por lo que las plantas tienen una corta temporada de crecimiento y el clima es mucho mas duro. En la taiga habita, el caribú o reno, alce, liebres, ardillas, puerco espín, lince, lobo, glotón, venado, oso negro, grizzli, etc.

En México el bosque de coníferas se encuentra a más de 1,000 msnm y llega hasta el límite de la vegetación arbórea aproximadamente a los 3,800 msnm en las principales cordilleras, como la Sierra Madre Occidental, la Sierra Madre Oriental, en el eje Neovolcánico, Sierras de Baja California y la Sierra Madre del Sur, que ocupan gran parte de los estados montañosos del país. En la República Mexicana estos bosques representan alrededor del 9% de nuestro territorio y cuentan con especies arbóreas como los abetos, cedros, ahuehuetes, oyameles y pinos (de los cuales somos el país con la mayor diversidad de especies), que pueden tener entre 6 y 40 m de altura. En este hábitat podemos encontrar oso negro, coyote, lobo, zorro, puma, venado, zorrillo, armadillo, ardilla, conejo, tejón, búho, carpintero, halcón, cuervo y muchas otras aves, serpiente de cascabel, lagartijas y diversos invertebrados, principalmente insectos.

Bosque templado o mixto
Es un bosque de zonas templadas, de latitudes inferiores a las del bosque de coníferas, con varias especies dominantes o principales que pierden sus hojas en otoño. Existen bosques templados en Canadá, Estados Unidos, Europa central, al este de Asia y de Australia, debido a su ubicación geográfica, es uno de los biomas más perturbados del planeta pues gran cantidad de importantes asentamientos humanos se desenvuelven en su latitud y/o altitud. Los bosques templados o mixtos generalmente reciben entre 750 y 1,000 mm anuales de precipitación, y pueden ser localizados más comúnmente en altitudes de entre 1,000 y 2,500 msnm. La temperatura media anual de estos bosques es cercana a los 18°C y como su nombre lo indica crecen en sitios de clima moderado y lluvia marcadamente estacional.

En nuestro país menos del 5% de nuestro territorio presenta bosques templados, principalmente representados por los bosques de encino, mixtos o de pino-encino. A nivel mundial, los bosques mixtos incluyen especies arbóreas como los encinos, cedros, robles, fresnos, ailes, hayas, arces, castaños, magnolias, eucaliptos, abedules, álamos, olmos, sauces, tejos, etc. que tienden a perder sus hojas en el otoño, y antes de caer, adquieren colores amarillos, rojizos o anaranjados que tiñen estos bosques de forma peculiar. Como en el caso de la selva, también existen diversas denominaciones que hacen referencia al porcentaje de árboles que pierden las hojas en época de secas, y por supuesto, a la humedad disponible. Estos factores sin duda afectan la presencia de la fauna, que en estos sitios está conformada por: ardillas, mapaches, topos, roedores, osos, jabalíes, ciervos, castores, zorros, lobos, gatos monteses, pumas, diversas aves y algunos anfibios y reptiles.

En nuestro país un tipo excepcional de estos bosques es el llamado mesófilo de montaña o bosque de niebla, que se encuentra en condiciones de relieve propicias al fenómeno de sombra de lluvia orográfica, en manchones de la Sierra Madre Oriental, Sierra Madre Occidental, Eje Neovolcánico y Sierra Madre del Sur principalmente. Estos bosques reciben su nombre debido a la frecuente presencia de nubes a nivel vegetación que generan condiciones únicas de humedad y temperatura. El mesófilo de montaña cubre menos del 1% de nuestro territorio y en ellos encontramos árboles de encino, álamo, liquidámbar, hayas, aguacatillos, nogal, magnolia, cedros y pinos, de no más de 40 m de altura, en los que la abundante humedad promueve el crecimiento de infinidad de epífitas como las orquídeas y las bromelias. En el sotobosque habitan infinidad de especies de tipo tropical como las palmas cícadas, de hecho, junto con las selvas altas perennifolias, es el ecosistema que alberga la mayor diversidad de especies de flora y fauna en relación a su área; se calcula que alrededor de 2,500 a 3,000 especies de plantas vasculares habitan exclusiva y preferentemente en estos bosques. En este bioma habita el emblemático quetzal, el pavón, hocofaisán, carpinteros, pecarí, venado, serpientes, yaguarundí, ocelote, puma, tlacuache, algunos anfibios y muchos artrópodos.

Pastizal
Son comunidades caracterizadas por la presencia de pastos que representan las especies dominantes del ecosistema, pues las hierbas, árboles y arbustos son escasos. En total se calcula que estás comunidades suman cerca del 24% de la vegetación del planeta, en el que de acuerdo con su localización este tipo de bioma puede recibir varias denominaciones: en Norteamérica se les llama praderas, en Asia estepas, en Sudamérica pampas, en la zona tropical de América y África se les llama sabanas, mientras que en Australia se les conoce como veldt. Los pastizales se encuentran sobre todo en planicies y mesetas, en regiones que tienen una larga época seca durante el año, en las que el clima es desfavorable para los árboles que de otro modo podrían formar bosques. Las gramíneas, pastos o zacates son plantas muy resistentes a las condiciones de aridez y a los incendios, que son muy frecuentes en este bioma durante la época seca, promoviendo asi el enriquecimiento del suelo y el surgimiento de retoños. En este hábitat, los herbívoros, pueden comer las hojas del pasto sin destruir los tejidos de crecimiento, por lo que no matan a las plantas. Con frecuencia los suelos de los pastizales pueden quedar  parcialmente inundados en la época de lluvias y desecarse a grados extremos durante las sequías, sin embargo, son sumamente fértiles, oscuros y profundos.

Las sabanas presentan un clima tropical seco con lluvias en verano, una temperatura promedio anual de alrededor de 20°C y una precipitación promedio de entre 250 y 2,000 mm. Es en este ambiente en África donde viven árboles como el baobab y las acacias, en comunidad con las grandes manadas de herbívoros como las cebras, ñús, búfalo acuático, gacelas, jirafas, rinocerontes y elefantes, de los que viven leones, leopardos, guepardos, perros salvajes y hienas entre otros muchos seres. En México las sabanas se localizan en áreas de extensión reducida principalmente en las planicies costeras del sur y sureste hacia el Golfo de México y el Pacífico.

Los pastizales templados como las estepas de Rusia, las pampas de Argentina o las praderas de Norteamérica tienen un clima mas fresco, con entre 5 y 16°C de temperatura promedio anual. En México cubren grandes extensiones, que representan alrededor del 25% de nuestro territorio, principalmente en la región occidental del país, en la meseta del norte y meseta central, donde se ubican entre los 1,500 y 2,500 msnm (aunque en el Eje Neovolcánico existen praderas de alta montaña a mas 4,000 msnm) y presentan una precipitación anual de alrededor de 250-700mm.  En México las praderas del norte albergaban bisontes, pero actualmente existen aún berrendos, perros de la pradera, coyotes, topos, conejos y liebres, ratones, aves de presa, codornices, serpientes, lagartijas e insectos.

Desierto
Bajo esta denominación reconocemos zonas geográficas caracterizadas por tener un déficit hídrico permanente, suelo árido generalmente con escasa cubierta vegetal. Su suelo es continuamente erosionado y presenta una pobre o inexistente capa de humus que sostiene una generalmente limitada vegetación xerófita.  Su clima es seco, se ubican a altitudes muy variables y reciben menos de 250 mm de lluvia al año. Al respecto, cabe destacar el caso del desierto de Atacama en Chile (el más árido del planeta) que tiene zonas que no han recibido lluvia en cerca de 300 años). Las zonas desérticas se encuentran en el mundo ocupando una franja alrededor de los 30° latitud norte y sur, donde los vientos fríos y secos llamados contralisios absorben la humedad atmosférica del lugar. Sin embargo, algunos desiertos se forman en otras latitudes debido al efecto de sombra de lluvia de montañas altas. Los desiertos se distinguen por ser zonas donde la oscilación térmica es extrema, bajo cero durante las noches y más de 40°C durante el día.  Existen desiertos tropicales como el Sahara en África, que se considera como el desierto cálido más grande del mundo, o desiertos más fríos como el de Gobi en Mongolia y China, con temperaturas promedio anuales de -2°C, pero donde el termómetro puede descender hasta -45°C.  En ellos la fauna característica incluye dromedarios, gacelas, adax, antílopes, zorros, liebres, lagartijas, serpientes, grullas, insectos y arácnidos.

En nuestro país predominan los desiertos áridos y semi-áridos qué prácticamente abarcan casi la mitad del territorio. Las temperaturas máximas sobrepasan los 40° C y las mínimas son por debajo de los 0°C, con un promedio de precipitación de 500 mm anuales. Esto convierte a la mayor parte de nuestras zonas áridas en provincias bióticas llenas de vida adaptada para hacer frente a las condiciones de temperatura extremas y la poca agua disponible. Por ejemplo, la vegetación se encuentra muy espaciada para asegurar el suministro de los escasos recursos, y tiene raíces profundas para llegar a la humedad. Sus hojas se encuentran muy reducidas (micrófitas), se caen en temporada de secas (caducifolias) y en algunas plantas se han transformado en espinas para no perder agua y protegerse del sol, como encontramos en las cactáceas. Las plantas de zonas áridas (xerófitas) acumulan agua en sus tejidos (plantas suculentas o crasas) y tienen una cutícula  gruesa con ceras que les permiten protegerse contra la insolación y la desecación. Las plantas de estos biomas sincronizan sus ciclos de vida con los periodos de lluvia reverdeciendo (reviviscentes) o germinando, creciendo y reproduciéndose con gran rapidez (son efímeras) cuando llueve con intensidad suficiente. Los animales también actúan en sincronía con los eventos climáticos y generalmente suelen ser de hábitos nocturnos.

Los desiertos de nuestro país se ubican preferentemente en el noroeste de nuestro territorio como el Chihuahuense y el Sonorense, aunque también existe este bioma en Baja California, en la Altiplanicie Mexicana y en el valle de Tehuacán-Cuicatlán, en zonas rodeadas por sistemas montañosos que detienen la humedad oceánica. En las zonas áridas de nuestro país existen palo fierro, cactáceas, agaves, yucas, fouquierias (cirios), ocotillos, euforbias, matorrales espinosos o xerófilos de leguminosas, chamizos, gobernadora y mezquites. Entre la fauna se puede encontrar lince, puma, zorra gris, coyote, borrego cimarrón, liebres, lagartijas, serpientes, pájaro carpintero, lechuzas, correcaminos, sapos del desierto, insectos y arácnidos.

Tundra
Es un bioma caracterizado por su clima frio polar, por la ausencia de vegetación arbórea y arbustiva y por la presencia de vastas planicies de suelo permanentemente helado llamado permafrost en el que solo prosperan líquenes, musgos, pastos, matorrales en forma de almohadilla y hierbas en la estación más propicia. Existen dos tipos de tundras, las polares y las alpinas. La tundra polar se localiza alrededor de los círculos polares ártico y antártico. En el hemisferio boreal el límite inferior incluye las tierras emergidas de Norteamérica, Europa, Asia y Groenlandia sobre el paralelo 70 Norte. En el hemisferio austral incluye solo al continente Antártico. Una particularidad de la tundra polar es la escasa precipitación que de presentarse lo hace en forma de nieve y que suma una cantidad cercana a los 120 mm anuales. Debido a la latitud de la tundra polar, su estacionalidad esta marcada por un invierno largo, oscuro y muy frío, a veces con temperaturas de hasta -70°C. Por el contrario el verano es corto (de no mas de 3 meses) luminoso con temperaturas que pueden alcanzar hasta 12°C y en el que el agua líquida vuelve a fluir pues se derrite la capa superficial del permafrost, formándose lagunas, pantanos y zonas anegadas que llenan de vegetación efímera las extensas llanuras atrayendo asi a grandes cantidades de animales.

La fauna característica de este bioma son los renos o caribús, lobos, lemmings, linces, buey almizclero, zorros árticos, liebre ártica, oso polar, patos y gansos, morsas, focas, insectos y en el hemisferio sur el característico pingüino. Muchos de los animales de la tundra solo migran a ella en la época de verano por lo que son criaturas estacionales que aprovechan la fugaz abundancia.

El otro tipo de tundra es la alpina, que como señala su nombre se encuentra en la parte alta de las montañas, en las regiones sobre el límite de la vegetación arbórea de estas. A diferencia de la tundra polar, la época de verano tiene una duración similar al invierno, sus temperaturas son generalmente por debajo de O°C, existen pocos organismos pues existe un factor determinante mas que es la presión atmosférica y la baja proporción de oxígeno a esa altura. Existen animales como las pikas, roedores, cabras montañesas, el leopardo de las nieves, el yak y aves como el cóndor. La tundra alpina se puede encontrar en los Andes (Sudamérica), los Alpes (Europa), los Himalayas (Asia), y en México, los sitios equivalente los encontramos solo en las montañas más altas como el Pico de Orizaba (5,747 msnm), el Popocatépetl (5,458 msnm), Iztaccíhuatl (5,286 msnm) o el Nevado de Toluca (4,690 msnm). En estos sitios, las pocas regiones cubiertas por nieve o de glaciar, aún no derretidas por el calentamiento global, solo presentan algunas especies de roedores, lagartijas, aves e insectos que habitan entre vegetación sumamente escasa compuesta por algunas hierbas, pastos, zacates y musgos.

BIOMAS ACUÁTICOS
Aunque distinguimos con mayor familiaridad a los biomas terrestres, es indudable que los acuáticos cubren una mayor superficie de nuestro planeta (poco mas del 70%), sostienen gran parte de la diversidad de este e influyen de forma determinante en su funcionamiento. Para su estudio los biomas acuáticos pueden ser clasificados en continentales, litorales y oceánicos.

Biomas acuáticos continentales
Incluyen a todos los cuerpos de agua terrestres y pueden presentar aguas estáticas como ocurre en los lagos y humedales (ecosistemas lénticos), o en movimiento, como en los ríos y arroyos (ecosistemas lóticos). Se trata de biomas epicontinentales de agua dulce, pues contienen un porcentaje menor de sal que el agua oceánica. La temperatura y la proporción de oxigeno disuelto en estos ecosistemas son cambiantes, lo que con frecuencia determina la existencia de vida en ellos.

Los seres que habitan los cuerpos de agua generalmente se catalogan en función del estrato vertical que ocupen considerándose como: bentos (organismos que viven en el fondo), plancton (seres microscópicos que viven en suspensión flotando en el agua), necton (organismos nadadores de libre desplazamiento en toda la columna de agua), neuston (seres microscópicos que viven en la interfase o capa superficial del agua), pleuston (plantas y animales que habitan la superficie)

Los biomas lénticos presentan aguas quietas acumuladas en depósitos naturales como ocurre con los lagos, lagunas, y estanques, o como se presenta en los humedales, que son regiones cubiertas de agua estancadas como encontramos en pantanos, ciénegas y turberas.
El modelo principal de los ecosistemas lénticos son los lagos, que suelen ser depresiones en el terreno hacia donde fluye el agua captada en una región (cuenca endorreica). Un lago es un sitio en el que el agua concluye su flujo superficial y con ella los materiales y organismos que esta arrastra. Sin embargo, algunos tipos de lagos como los cráteres volcánicos, pueden recibir su contenido de agua únicamente por precipitación pluvial o por filtraciones del subsuelo y no por escurrimientos.

La profundidad, localización geográfica, el régimen climático local, asi como los aportes orgánicos e inorgánicos que tenga, determinan la condición de un lago con respecto a su cantidad de nutrientes y productividad. Se habla de un lago oligotrófico o de baja productividad si tiene pocos nutrientes y se trata de lagos jóvenes, profundos con aguas transparentes pero de tonos azules debidos a su profundidad. El oxígeno que contienen se encuentra en las regiones cercanas al fondo en el que concentran sedimentos con menos materia orgánica que inorgánica. Por el contrario, un lago eutrófico, presenta más nutrientes y productividad. Por norma suelen ser menos profundos y contener una abundancia de fósforo y nitrógeno que estimulan el desarrollo de algas y plantas acuáticas. Generalmente debido a ello, estos lagos presentan aguas algo turbias de tono verdoso provocado por la presencia de fitoplancton, plantas y algas agregadas en la superficie. Esta cubierta vegetal es la región de alta productividad del ecosistema, pero bloquea el paso de luz hacia el fondo, donde los sedimentos orgánicos se acumulan generando condiciones anaeróbicas y de abundancia de nutrientes disponibles. En estas condiciones la descomposición de los materiales agota el oxígeno y muchos animales pueden morir, debido a estas situaciones es que muchos de estos biomas liberan olores desagradables. La sucesión ecológica de un ecosistema así, lo convierte primero en un pantano y al continuar llenándose de sedimentos, este puede ir perdiendo profundidad hasta convertirse en un terreno seco.

Existen tres tipos de hábitat principales en estos biomas: la zona litoral, que se distingue por su poca profundidad pues incluye la ribera y zonas adyacentes a esta. En este lugar la presencia de luz es determinante para que se efectúe la fotosíntesis y sea una zona de alta productividad, debido a la gran cantidad de vegetación enraizada que permite el desarrollo de muchos animales. La zona limnética, es también una zona de importante productividad y comprende las aguas superficiales hasta donde penetra la luz con intensidad suficiente para mantener la fotosíntesis, conservar una temperatura favorable y contener una cantidad de oxígeno adecuada para los organismos. Los seres que viven en ella conforman el plancton o son libres nadadores. Debido a la presencia de luz, tanto en la zona litoral como en la zona limnética es común denominar a esta zona del cuerpo de agua como fótica o eufótica. En contraste, la zona profunda, es la región de un cuerpo de agua en la que la luz no penetra, por lo que suele ser oscura (afótica) y fría. La zona profunda comprende la columna de agua sobre el fondo y el fondo mismo o zona béntica, en las que la temperatura es baja y no hay oxígeno suficiente. Existen comparativamente pocos organismos en esta región y suelen ser del grupo de los carroñeros y descomponedores.

Los biomas lóticos están representados por las aguas en movimiento de los ríos, arroyos y riachuelos, cuyo origen generalmente es el deshielo de los glaciares, los escurrimientos de las montañas, los manantiales y surgencias de aguas subterráneas o la lluvia. Tanto la topografía como la fuerza de gravedad conducen el flujo de agua por los cauces naturales hacia las regiones conocidas como cuencas hidrográficas, donde el agua suele desembocar y acumularse. En su avance desde donde nacen hasta su desembocadura, los ríos presentan secciones bien diferenciables. Generalmente en su origen se trata de aguas de corriente rápida, pocos nutrientes y suficiente oxígeno, en las que solo se observan criaturas bentónicas muy especializadas, con estructuras de fijación al sustrato que les permiten soportar la fuerza de la corriente y algunos peces de nado poderoso como las truchas. En su sección intermedia los ríos suelen contener más nutrientes pues arrastran estos de los lugares por donde fluye su caudal. El cauce de los ríos suele ampliarse y se vuelven menos rápidos por lo que el material arrastrado se sedimenta en el fondo promoviendo el desarrollo de mayor diversidad de especies en todo el bioma. Finalmente los ríos llegan a su parte final, donde estos tienen gran productividad ocasionada por la enorme cantidad de materiales nutritivos que arrastran y sedimentan en el fondo. Debido a esto, su corriente se lentifica, haciéndose su caudal mas ancho, menos profundo y con una proporción de oxígeno disminuida. Con frecuencia las regiones de delta (desembocadura) de los ríos presentan tierras ricas en nutrientes producto de su arrastre.

Entre los productores de los biomas acuáticos continentales en general tenemos a las algas, cianobacterias, los juncos, equisetos, tules, carrizos, plantas acuáticas con hojas flotantes como el lirio, ninfa, nenúfar, lenteja de agua, lechuguilla, o sumergidas como la elodea. Entre su fauna contienen a muchos invertebrados como las hidras, planarias, sanguijuelas, caracoles, crustáceos, insectos acuáticos, gusanos y vertebrados como gran variedad de peces, ranas, sapos, salamandras, axolotes, serpientes, tortugas, cocodrilos o caimanes, nutrias, castores, en ciertos lugares como el Amazonas delfines de rio y gran variedad de aves acuáticas como jacanas, gallaretas, polla de agua, águila pescadora, patos, zambullidores, Martín pescador, cormoranes, garzas, etc.

Biomas acuáticos litorales
Son ecosistemas costeros que se ubican en la confluencia entre los continentes y el océano, constituyendo áreas de transición o ecotonos entre biomas terrestres y oceánicos. Nuestro país presenta 11,122 km de litorales (7,828 km de costa del Pacífico y 3,294 km de Golfo de México y Mar Caribe) en las que podemos hallar todos los principales biomas litorales como son: las lagunas costeras, estuarios, marismas, esteros, manglares y costas rocosas o arenosas.

Los biomas litorales se distinguen por sus importantes y dinámicos procesos de intercambio de materia y energía y por su elevada productividad, pues debido al gran aporte de sedimentos y materia orgánica del continente se produce un efecto fertilizante que sostiene complicadas redes tróficas en estas comunidades. Los ambientes litorales son de elevado valor ecológico porque mantienen a una enorme diversidad de especies, en particular muchas que en etapa juvenil pasan su vida resguardadas en ellas para luego integrarse al ecosistema marino. Las comunidades de los litorales suelen ocupar el espacio ribereño disponiéndose en bandas paralelas a la línea de costa (estratificación horizontal).

Los factores más determinantes en estas comunidades suelen ser el oleaje, las corrientes de deriva, los vientos y por supuesto el fenómeno de las mareas, cuya intensidad a lo largo del ciclo lunar altera sensiblemente las condiciones de vida de estos biomas. Estos fenómenos generan condiciones extremas de salinidad, insolación, humedad, desecación y temperatura, por lo que se favorece una marcada selección de interesantes adaptaciones que permiten a los organismos hacer frente a estas adversas condiciones.

Uno de los biomas litorales más importantes son los manglares que se encuentran constituidos por bosques densos de arbustos y árboles de hasta 30 m de altura, cuyas raíces en forma de zanco quedan inmersas en el agua sobre todo durante la marea alta. Existen varias especies de mangle, pero solo se encuentran en regiones costeras tropicales en las que se suelen presentar condiciones eutróficas, ricas en materia orgánica, y por lo tanto en nutrientes, lo que determina la alta productividad de este tipo de ecosistema. Ecológicamente los manglares son fundamentales para la supervivencia de las redes tróficas oceánicas, pues infinidad de especies marinas se resguardan en este ecosistema en su etapa larvaria o juvenil, mientras son mas vulnerables. Los mangles fijan sedimentos, estabilizan los litorales, tienen un papel importante en el ciclo hidrológico y tienen un fuerte efecto en las comunidades costeras en las que por ejemplo suelen ser utilizadas como zonas de descanso y anidación de aves migratorias y locales. En México prácticamente todos los estados costeros presentan regiones de manglares (se estiman en alrededor de 9,000 km2 en conjunto), con cuatro especies predominantes Rhizophora mangle (mangle rojo), Laguncularia racemosa (mangle blanco), Avicennia germinans (mangle negro) y Conocarpus erectus (mangle botoncillo), generalmente conviviendo asociadas.

Los ecosistemas acuáticos litorales albergan una considerable diversidad de algas, plantas acuáticas o terrestres adaptadas a sustratos arenosos o salinos, invertebrados como moluscos, crustáceos e insectos, y vertebrados como peces, ranas, sapos, serpientes, tortugas, cocodrilos, manatíes, nutrias, y en los árboles, monos, numerosas aves marinas como garzas, cormoranes, fragatas, pelícanos, espátulas, etc.

Biomas oceánicos
Los océanos son los ecosistemas acuáticos de mayor tamaño y relevancia en el planeta por su tremenda influencia en el clima global. El 71% de la superficie terrestre esta ocupado por ellos (alrededor de 362 millones de km2); debido a su fisiografía y posición geográfica, México presenta una mayor superficie oceánica (62%; 3,149,920 km2) que continental (38%: 1,964,375 km2), pues presenta 11,122 km de líneas de costa, y la superficie de las zonas marítimas bajo su jurisdicción incluyen su Mar territorial (231,813 km2) y su Zona Económica Exclusiva (2,918,107 km2).

La característica distintiva de los biomas oceánicos es la salinidad del agua (35 gramos de NaCl por Kg de agua o 3.5% de su volumen) y su pH ligeramente alcalino (entre 7.5 y 8.3), que tiende a disminuir  si la temperatura del agua aumenta. Entre los factores determinantes para la vida encontramos que el agua marina presenta un porcentaje de 34% de O2 y alrededor de 1.8% de CO2 (la atmósfera solo contiene 21% y 0.035% de estos mismos gases respectivamente), lo que la hace ser un medio perfectamente conveniente para que tenga lugar de forma eficiente tanto la fotosíntesis como el proceso celular respiratorio.

El océano contiene gran cantidad de ambientes distintos, lo que depende entre otros factores de la lejanía de la costa y de la profundidad. Por ejemplo, en función de estos factores tenemos que se distinguen tres principales provincias bióticas: la zona litoral, que incluye desde la orilla y la zona intermareal hasta donde da inicio el oleaje; la zona nerítica, que presenta aguas someras muy productivas sobre la plataforma continental y hasta su borde con el talud. Esta recibe muchos de los nutrientes de los continentes y generalmente no rebasa los 200 m de profundidad por lo que capta suficiente luz solar para efectuar el proceso fotosintético; y la zona oceánica o pelágica, que  está constituida por las aguas abiertas de alta mar, mas allá del talud continental; esta zona incluye aguas relativamente poco pobladas y de baja productividad. La columna de agua en esta zona se encuentra sobre las regiones mas profundas como la batial desde el talud continental (de los -200 hasta -2,000 m), la región abisal (de los -2,000 y los -6,000 m) y la zona hadal (de más de -6,000 m de profundidad).

El océano presenta un relieve muy variable que determina a su vez la profundidad, la presión (que aumenta 1 atmósfera por cada 10 m de profundidad) la cantidad de luz y la temperatura del agua que puede variar entre -4°C en los polos, hasta 35°C en los Trópicos. Se ha estimado que la profundidad oceánica promedio es de alrededor de 3,730 metros, sin embargo,  la zona más profunda del planeta es la fosa de las Marianas con 11,033 m de profundidad.  Como sabemos, la presencia de luz, determina la ocurrencia de fotosíntesis, en función de este factor principalmente se consideran dos zonas oceánicas, la eufótica (con luz) a menos de 200 m y la afótica (sin luz) a más de 200 m de profundidad. 

La vida en el océano es abundante en ciertas regiones como los arrecifes coralinos, pero escasa en el mar abierto o en algunos fondos oscuros. Para la biología marina existen varios tipos de formas de vida: los seres bentónicos que viven en el fondo, como los corales, estrellas, erizos, pulpos, anémonas, caracoles, esponjas, langostas, cangrejos, gusanos, almejas, rayas, babosas, pepinos, lirios y muchos tipos de algas; los planctónicos  que viven suspendidos en la superficie pero a merced de las corrientes marinas como el fitoplancton (formado por algas y cianobacterias) y el zooplancton (protozoarios, larvas y formas adultas de invertebrados y fases juveniles de peces); y los nectónicos que son organismos de libre desplazamiento en toda la columna de agua como la mayoría de los peces óseos y cartilaginosos (tiburones, rayas y mantarrayas), invertebrados como los calamares, tortugas y serpientes marinas, delfines y ballenas etc. Para algunos biólogos, todas las formas de vida alejadas de la costa son conocidas como organismos pelágicos, a diferencia de los que viven cerca de esta que son llamados neríticos.

Entre los ecosistemas más importantes del océano, se encuentran los arrecifes de coral, que son considerados como el bioma marinos de mayor biodiversidad y productividad.  Solo se desarrollan en la zona litoral y nerítica de mares tropicales a entre 18 y 28°C, en regiones poco profundas, bien iluminadas, limpias y oxigenadas.  Los arrecifes coralinos no son otra cosa que la acumulación de los esqueletos externos de carbonato de calcio secretados por innumerables pólipos de cnidarios que viven formando colonias. Los corales viven en simbiosis con algas zooxantelas  que producen alimento que estos aprovechan. Debido a su complejidad estructural, los arrecifes proveen de una gran variedad de micro hábitats que albergan a muchos tipos diferentes de organismos. Se calcula que en ellos habita alrededor de la mitad de los peces conocidos y al menos la tercera parte de la diversidad marina clasificada.  En México se reconocen arrecifes coralinos en la costa del Pacífico, del Golfo de México y de la Península de Yucatán, ocupando un área de 1,780 km2 (el 0.63% del área total de arrecifes en el mundo).

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